“Al comenzar nos habló de los primeros inmigrantes japoneses en Uruguay, entre ellos estaban sus abuelos …
En su relato transmitió admiración por ese legado cultural, el que quiso comunicarnos con gran humildad.
Aprendimos a saludar como lo hacen tradicionalmente los japoneses, apreciamos hermosas muñecas artesanales, realizadas en maderas y lo más divertido … aprendimos a manipular palillos (hashi) para comer trozos de frutas.
Fue todo un desafío, pero luego de varios intentos ¡lo logramos!
¡Gracias Keiko por tan inolvidable experiencia!”